Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
Lucas 10:27-29 (RVR 1960).
Con el propósito de justificar el descuido del segundo mandamiento del Señor, que es «amar al prójimo como a uno mismo», un intérprete de la ley le preguntó al maestro: «¿quién es mi prójimo?» y tristemente, aún en la actualidad muchos se hacen esta pregunta.
Me gustaría responder por medio de una noticia que leí recientemente. Un niño huérfano, que había dejado de estudiar, volvió a clases después de que una mujer conociera su caso y le pidiera que regresara, comprometiéndose a pagar sus estudios, uniforme y materiales; ahora el niño muestra notas satisfactorias como una forma de agradecimiento.
¿Mi prójimo es mi vecino?
Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Te animo a detenerte por un momento y pensar: ¿quién es mi prójimo?, ¿alguien necesita ayuda? Esta vez no ignores el mandamiento del Señor, el tiempo está cerca y Dios busca hijos que tengan su mismo corazón.
Lucas 10:30-34 (RVR 1960).
La pregunta que Jesús realizó después de esta historia fue: «¿Quién fue el prójimo?» y la respuesta fue clara para todos: «el que usó de misericordia con él». Entonces el Señor le dijo: «Ve, y haz tú lo mismo».
Ve, y haz tú lo mismo
El Señor desea que amemos a nuestro prójimo, pero no solamente con palabras, sino con acciones. Nuestro prójimo está en todas partes, no solo en tu familia o alrededor de tu casa, puede que no lo conozcas y esté en el camino como se encontraba el samaritano, necesitando ayuda.
En esta historia el Señor da otro mandato que dice «Ve, y haz tú lo mismo». No te pases de largo cuando veas a alguien en necesidad, eso hace la mayoría, pero Jesús siempre fue diferente porque tenía amor y misericordia por los demás, y desea que también tú hagas lo mismo.